lunes, 30 de diciembre de 2013

EL CALDERO Y LA OLLA

Un río arrastraba en la corriente dos ollas, la una de cobre, la otra de barro. No era igual el movimiento de las dos, porque la de barro iba delante por ser más ligera, y la de cobre se quedaba detrás por ser más pesada. Decía éstas, sin embargo, a la otra, que la esperase un poco para tener el gusto de ir juntas, y que no temiese, pues no le haría daño alguno; pero la de barro contestó que si bien agradecía sus buenos deseos, no quería detenerse, porque el movimiento de las aguas las podía hacer chocar, y como más débil se haría mil pedazos.



"No conviene tener por compañeros a los más fuertes, pues éstos pueden hacer daño, pero no recibirlo".






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